El análisis de una cartera de inversión puede ser tan revelador como una radiografía médica: te permite ver más allá de la superficie y entender qué hay realmente dentro. En este sentido, la herramienta X-Ray de Morningstar se ha convertido en un recurso de gran valor para inversores que buscan una visión integral de sus inversiones.
A continuación, exploraremos cómo interpretar los datos que ofrece esta herramienta, desglosando sus principales secciones y explicando cómo pueden ayudarte a tomar decisiones más formadas e informadas. La idea de este artículo es ayudar a interpretar los datos que ofrece a aquellos que deseen profundizar en el análisis de sus carteras.
Esta herramienta no se limita a analizar fondos individuales, sino que agrega la información de todos los activos que componen tu cartera (fondos de inversión, ETFs, acciones, etc.) para darte una visión holística. Esto es especialmente útil si tienes una cartera diversificada con activos de diferentes categorías, como fondos globales, bonos, o fondos sectoriales, ya que te permite entender cómo interactúan entre sí.
Para ofrecer como resultado el informe detallado, usa información histórica de los activos que se tienen en cartera y muestra cómo están distribuidos, qué riesgos se asumen y cómo han rendido con el tiempo. Eso sí, conviene ir con precaución a la hora de hacer proyecciones futuras: el mercado cambia, la economía evoluciona y el pasado no siempre se repite. Importante grabar en piedra la manida frase “rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras”, pensando mejor en la información que proporciona como una foto actual para tomar mejores decisiones.
El X-Ray descompone tu cartera en varios segmentos clave: distribución por activos, exposición geográfica, peso sectorial, estilo de inversión, correlaciones, solapamientos y métricas de riesgo. A continuación, desglosaremos cada una de estas secciones y cómo interpretarlas.
La primera sección que encontrarás en un informe X-Ray es la distribución por tipos de activos. Aquí se detalla el porcentaje de tu cartera invertida en acciones, obligaciones (bonos), efectivo y otros instrumentos financieros. También se especifican las posiciones largas y cortas, si las hay, y se plasma el porcentaje de exposición por países:
Esto es clave porque define el nivel de riesgo básico de tu cartera. Por ejemplo, si buscas estabilidad, quizás quieras más RF y liquidez; si te va la emoción, más RV.
Ajusta según tu tolerancia al riesgo y horizonte temporal. Planifica previamente tu distribución en base a tus circunstancias personales. En el artículo “Construye tu cartera por los cimientos: Core-Satélite” puedes encontrar alguna orientación que puede servir de ayuda para tomar ideas.
La sección de exposición geográfica y sectorial muestra la diversificación por áreas (Europa, América, Asia, y si son economías desarrolladas o emergentes) y por sectores (segmentados en tres grandes grupos: cíclico, sensible al ciclo y defensivo).
Esto te ayuda a ver si estás muy concentrado en un área o industria. Si existen dudas para comprobar la desviación con respecto al índice global, se puede comparar el reparto de la cartera personal con el MSCI World Index, que refleja cómo se distribuye el mercado mundial.
Ajusta según lo que creas que va a funcionar en base a tu análisis o visión de mercado.
Por ejemplo, si no te sientes cómodo con la volatilidad de la tecnología, pero el X-Ray muestra un 37% en ese sector, podrías estar asumiendo más riesgo del deseado. En ese caso, podrías considerar reequilibrar hacia sectores más estables, como consumo básico o salud.
A continuación, se desglosa el cuadro que señala cómo estás posicionado, tanto en la parte de renta variable (izquierda) como en la de renta fija (derecha):
Las inversiones en renta variable se clasifican según el Style Box en:
Estilo: Value (valoración), Blend (mezcla) o Growth (crecimiento).
Tamaño: Large (grandes empresas), Mid (medianas) o Small (pequeñas).
Puedes repasar mi post “Quijote y Sancho Panza: Growth & Value” para profundizar sobre estos conceptos.
Si estás posicionado mayormente en la esquina inferior izquierda, tienes inclinación hacia el value investing “clásico”. Si estás arriba a la derecha, prefieres compañías de mayor tamaño y mayor crecimiento. Revisa si este sesgo refleja lo que buscas. No hay un estilo universal, pero sí uno que encaje contigo y tus necesidades financieras.
Por la parte de renta fija, el X-Ray mide dos riesgos principales:
Riesgo a tipos de interés: Si suben los tipos, los bonos largos (alta duración) pierden más valor.
Riesgo de impago: Depende de la calidad del emisor (AAA ofrece mayor seguridad, inferior es más arriesgado).
El informe ofrece un pequeño resumen con duración (sensibilidad a tipos), vencimiento (cuándo se devuelven el principal) y calidad crediticia (grado de solvencia). Si temes subidas de tipos y eres un inversor de perfil conservador, busca duraciones cortas. Si buscas seguridad, prioriza alta calidad.
Bajo esta información, se detallan las 10 principales posiciones, las que más representación (peso) tienen en el conjunto de la cartera.
Si uno o dos dominan con su ponderación en el portafolio, cualquier cambio en ellos influirá sustancialmente en el resultado. Si se aprecia mucha concentración, habría que valorar la conveniencia de diversificar más para no depender tanto de unos pocos.
En la segunda página del informe, un gráfico muestra cómo ha evolucionado la cartera frente a un índice de referencia (benchmark).
Si la línea de la cartera fluctúa mucho, quiere decir que presenta una alta volatilidad. En cambio, si es más suave, quiere decir que es más estable y con menos sobresaltos.
Por defecto, el benchmark asignado es uno de renta variable global de estilo mixto aunque es ajustable dependiendo la herramienta que utilices. Dejo aquí el enlace a la web de Morningstar que permite modificarlo a gusto del inversor.
Este formato, además, ofrece un documento con el solapamiento de acciones de los activos incluidos en cartera; información muy útil para ver si tenemos productos que se pisan terreno al estar expuestos en cierto grado a los mismo valores. La pega es que no permite guardar la distribución para futuras simulaciones.
Si quieres trastear haciendo ajustes y conservar los datos, te comparto un GoogleSheet (para editar la hoja tienes que darle a archivo->hacer una copia, y te deja hacer las modificaciones que quieras, incorporando la dirección URL de la web de Morningstar, la de la barra de búsqueda, no el ISIN del fondo).
El X-Ray también muestra otra información de mucho interés:
Retornos anualizados: Rentabilidad anualizada (no media) a distintos períodos.
Mejores y peores rachas: Para ver cómo se ha comportado en períodos de bonanza y en períodos de estrés.
Comprueba si tu cartera sube menos que el benchmark en buenos tiempos, pero cae más en malos; algo podría estar desbalanceado y podría requerir actuación.
En el diagrama dibujado se representan rentabilidad y volatilidad:
Lo ideal es arriba a la izquierda (mucho retorno, poco riesgo).
Junto a ello, una de las secciones más valiosas del X-Ray, que es la que analiza las correlaciones entre los distintos activos de la cartera. Esta matriz te muestra cómo se mueven tus fondos en relación unos con otros:
Si dos fondos tienen una correlación alta, significa que tienden a subir y bajar juntos, al unísono en la misma dirección, lo que reduce la diversificación real de tu cartera. Idealmente, deberías buscar fondos con correlaciones más bajas para que actúen como amortiguadores en diferentes condiciones de mercado. En definitiva, evita la redundancia, no coloques todos los huevos en la misma cesta.
No pasa nada por tener algo de correlación (puede haber perfectamente tareas encomendadas a varios equipos, diversificando riesgos), pero busca activos que aporten algo diferente a la cartera. Saber combinar los activos apropiados pueden marcar la diferencia.
El X-Ray también incluye ratios financieros y métricas de riesgo, como el ratio Sharpe, la volatilidad o la rentabilidad ajustada al riesgo. Estas métricas se basan en el rendimiento pasado, pero pueden darte pistas sobre el comportamiento de tu cartera:
No obstante, evalúa el pasado pero sé prudente a la hora de proyectar al futuro.
Por abundar un poco en ello, voy a tratar de comentar de forma llana algunos ratios, sin entrar en fórmulas matemáticas o definiciones complejas:
Volatilidad: Mide cuánto sube y baja el valor de tu cartera a lo largo del tiempo. Es como el "nivel de nerviosismo" de tus inversiones. Se expresa como una desviación estándar anualizada (en porcentaje).
Ratio Sharpe: Este ratio mide cuánto ganas por cada unidad de riesgo que asumes. Es una forma de saber si el esfuerzo (el riesgo) merece la recompensa (el retorno).
Alpha (α): Mide el exceso de retorno que logras por encima de lo que esperarías según el riesgo que tomas, comparado con un índice (benchmark). Es como la "magia" de tu gestión.
Beta (β): Mide cómo se mueve tu cartera en relación al mercado. Baja (<1) = más defensiva; alta (>1) = más agresiva, amplifica los movimientos del mercado.
Tracking Error (TE): Mide cuánto se desvía tu cartera del comportamiento de su benchmark. Es una forma de ver si tu estrategia es única o simplemente copia al índice.
Al interpretar el X-Ray de Morningstar a nivel de cartera, el inversor puede aprovechar estos ratios agregados para evaluar el rendimiento, el riesgo y la alineación con sus objetivos. Más allá de entender qué significa cada uno, es crucial analizar cómo interactúan. Por ejemplo, un alpha positivo junto a un Sharpe elevado sugiere una gestión eficiente del riesgo, pero si la beta es alta, podría indicar dependencia del mercado que limite la diversificación. Comparar el tracking error y el R² ayuda a determinar si la cartera se desvía intencionadamente del índice y si esa desviación agrega valor. La volatilidad, vista junto al ratio de información, permite juzgar si las oscilaciones son un precio justo por el exceso de retorno.
El inversor debería buscar coherencia entre estos indicadores, contrastarlos con puntos de referencia relevantes y preguntarse si reflejan una estrategia sólida y adaptada a su tolerancia al riesgo.
Una cartera robusta podría tener un tracking error decente (no pegada al índice), retornos estables, baja β (menos vaivenes), α positivo y Sharpe alto. Si tienes muchos fondos y el tracking error es bajo, podrías estar pagando de más por algo que parece un índice disfrazado.
Como ejemplo rápido, imagina que tu cartera presenta esta información:
Volatilidad: 12% (algo movida).
Sharpe: 0.8 (decente retorno por riesgo).
Alpha: 1.5 (estás superando al mercado).
Beta: 0.7 (más defensiva).
Tracking Error: 4% (te desvías del índice).
Esto sugiere una cartera sólida: no se mueve demasiado con el mercado (baja beta), genera valor extra (alpha positivo) y tiene un riesgo razonable con buen retorno (Sharpe). Pero si el tracking error fuera próximo 1% con muchos fondos, podría indicar que se está pagando de más por algo que se parece muy mucho al índice.
En resumen, el X-Ray de Morningstar es como una radiografía para tu cartera de inversión: no te dice qué va a hacer ni cómo se va a comportar tu cartera en el futuro, pero te permite ver más allá de los números superficiales y entender la estructura, los riesgos y las oportunidades de tus inversiones. Al interpretar sus datos -desde la distribución por activos hasta las correlaciones y solapamientos- puedes tomar decisiones más informadas y construir una cartera que se alinee con tus objetivos financieros y tu tolerancia al riesgo.
Pero recuerda: no se trata de tenerlo todo perfecto, sino de que encaje con tu planificación financiera y la estrategia que implementas.
¿Listo para sacarle partido a tu próxima "radiografía"? ¡A trastear!
Interesante herramienta pero compleja de interpretar para novatos, cuestión de trabajarla....muchas gracias Diego
SENSACIONAL APORTACIÓN